sábado, noviembre 28, 2009

Mi Top de Noviembre


1. "36 Vues de Pic Saint-Loup" (2009), Jacques Rivette



2. "Film ist. A girl and a gun" (2009), Gustav Deutsch




3. "The limits of control" (2009), Jim Jarmush



4. "Baxter, Vera Baxter" (1977), Marguerite Duras




5. The Narrow Margin (1952), Richard Fleischer




6. "Al borde del mar azul" (1936), Boris Barnet/S.Mardanin




7. "Tetro" (2009), Francis F. Coppola





8. "Fish Tank" (2009), Andrea Arnold





9. "I wake up screaming" (1941), H. Bruce Humberstone




10. "Test Pilot" (1938), Victor Fleming





Mención especial. "Strait Jacket" (1964), William Castle
(no es la mejor pelicula del mundo pero la menciono porque me chiflan estas peliculas de terror excesivas e ingenuas)

jueves, noviembre 26, 2009

"The Shepherd of the Hills" (1941), de Henry Hathaway



Henry Hathaway es un director al que nunca le presté especial atención; sí que conocía algunas de sus películas pero realmente creo que nunca me di cuenta de su talento hasta que hace poco vi “The dark corner”; a raíz de ahí me dio por revisar “Niagara” y parece que se abrió una película nueva frente a mi. Y ahora veo esta película que me ocupa en esta entrada, “The shepherd of the hills”, y ya es imposible que le pase por alto.

“The shepherd of the hills” es una película sobre venganzas, rencores y redenciones adaptación de una novela de Harold Bell Wright que había sido llevada al cine ya en dos ocasiones en la etapa muda. Matt Matthews (John Wayne) ha crecido desde que fue acogido en casa de sus tía Mollie (Beulah Bondi) con la idea de vengar la huida de su padre; su tía Mollie le ha hecho creer que su desaparecido padre es el culpable de todos los males que les han ocurrido y le educa con la idea de la venganza y así acabar con la maldición que su familia lleva como una cruz. Cuando un extraño llega a las colinas, el tranquilo y apacible Dan Howitt (Harry Carey), el status quo de aquella comunidad cerrada de las montañas parece tambalearse: Howitt no solo trae un aire de modernidad a aquella comunidad que parece que todavía no ha conocido los adelantos de la vida moderna sino que parece saber algo más sobre el pasado.

Esta película de Hathaway está repleta de grandes momentos de gran cine, detalles que a mi me han recordado a John Ford por el lírico intimismo de algunas escenas; sitúa a sus personajes en medio de esos exteriores de las montañas Ozark, y sí, son unos exteriores impresionantes, pero se las arregla para conservar siempre la sencillez, y consigue, en mi opinión, una hazaña muy difícil: conserva siempre ese intimismo y se abstrae de la grandilocuencia de postalita que esos impresionantes parajes le hubieran podido dar. La puesta en escena de Henry Hathaway es la de un maestro en toda regla, el tratamiento del color, la forma en que nos muestra sus personajes y y los silencios y las miradas son un lenguaje en si mismo; me imagino que no todas sus películas serán perfectas, y me quedan muchísimas por ver todavía, pero creo que ya con esta joya de 1941 ya le quedó poco por demostrar.