martes, marzo 17, 2009

"Inside Daisy Clover" (1965), de Robert Mulligan




Esta es una película extraña e incómoda. Muchas veces nos han contado el sueño hecho realidad de una jovencita convertida en estrella del cine, los sinsabores y decepciones, y para mi la más perfecta en ese aspecto es "Ha nacido una estrella" de George Cukor, película pluscuamperfecta en todos los sentidos a la que no le encuentro ningún defecto. La reveo de vez en cuando y se sigue conservando grande y esplendorosa. Esta película de Robert Mulligan también viene a contarnos lo mismo, la subida al estrellato de una jovencita, su ansiado sueño convertido en realidad pero aunque no es una película perfecta y resulta irregular en algunos aspectos también es fascinante en muchos sentidos, en los riesgos que se atreve a correr porque pocas veces se ha descrito la industria del cine con tanto descarnamiento como en esta película de Robert Mulligan.

Natalie Wood interpreta a Daisy Clover, una chica de 15 años descubierta por un productor de Hollywood de los de toda la vida, Raymond Swan (que grande está aquí Cristopher Plummer, arrebatador y terrorífico a la vez) que la moldea según el sueño americano: se propone convertirla en estrella y convertirla en la novia de America, le inventa un pasado, le inventa una familia y le inventa todo lo que haya que inventarse, eso si, para sorpresa de todos, le conserva el nombre, Daisy Clover. Es una película incómoda porque hay en toda la película una infelicidad latente, un sabor agridulce incluso en los momentos mas "felices" de Daisy Clover y toda esta atmósfera oscura y melancólica está quizás influida por la puesta en escena de Robert Mulligan: sobria, austera y glacial colocando a sus pocos personajes en grandes espacios. Y es una película inquietante por todo lo que revela sobre el mundo de Hollywood, sobre la industria del cine sin dejar títere con cabeza. Es cierto que aunque Mulligan corre muchos riesgos al contar esta película de una forma algo incómoda, no pone toda la carne en el asador, podía haber revelado algo más de algún personaje, podía haber corrido ciertos riesgos en su final pero creo que lo que podemos leer entre líneas, puede resultar mucho más atractivo que si hubiera sido más claro y resulta fascinante que por momentos esta película se convierta también en una película de terror, todo gracias a la puesta en escena de Robert Mulligan, un director interesantísimo siempre. Hay escenas terroríficas como las escenas del hundimiento emocional de Daisy Clover en uno de sus ensayos, el monólogo en el que se confiesa Cristopher Plummer junto a la piscina, su único momento vulnerable, o la suavidad y la educación con que algunos personajes (de nuevo Plummer) pronuncian frases aparentemente inocentes pero que llevan una carga de amenaza descarnada y destructiva total.

Como he dicho antes también es una película irregular por detalles como el de querer hacernos creer que el personaje de Daisy Clover tiene quince años cuando sabemos que no puede colar por una Natalie Wood que no los representa, o por el miscasting de Robert Redford que no da la talla de personaje autodestructivo, o el guión que intenta camuflar de alguna forma su posible bisexualidad, y sobre todo por ese final que es una concesión, pero como he dicho muchas veces, para mi una película no tiene porque ser perfecta si tiene momentos espléndidos que la compensan y esta película de Robert Mulligan está llena de grandes momentos del cine mas grande. Y eso si, Cristopher Plummer interpretando a Raymond Swan es uno de los personajes mas hechizantes que he visto en cine, una interpretación de estas que impresionan y perduran en la mente.

Por cierto, que el titulo original "Inside Daisy Clover" es mucho más atractivo y revelador que el titulo que le dieron en castellano: "La rebelde".










1 Comments:

Blogger abbascontadas said...

Buf, me la acabo de ver en la filmo, impresionante. Discrepo de algunas cosas, a mí me gusta Redford (los subtítulos electrónicos eran absolutamente explícitos acerca de la bisexualidad de su personaje), y no tengo nada claro que el final sea una concesión, pero la argumentación la dejo para mañana, cuando me recupere.

9:56 p. m.  

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